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Lecturas de verano

Actualizado: 17 feb


Tarde de lectura


El verano es un periodo en el que los docentes, lejos del fragor de las clases, nos dedicamos a ponernos al día en todas aquellas lecturas que durante el curso no nos ha resultado posible abordar. Así pues, como buena profesora de Francés acostumbrada a impartir otras asignaturas además de aquella para la que estoy cualificada (ya sabéis, queridas compañeras y compañeros, de lo que estoy hablando), he de dividir mi tiempo entre lecturas relativas al mundo del FLE y también a aquellas relacionadas con la didáctica de la Lengua y literatura castellana.


Dejaremos de lado otras asignaturas con las que muchos nos hemos visto las caras. Hablo de los extintos Valores éticos, la actual Atención educativa e incluso Geografía e Historia, no porque no merezcan nuestro cuidado sino porque en algún lugar una ha de poner un límite ya que mis capacidades son las que son y el tiempo es el que es.


Así que una de las primeras lecturas que hago es la del número 20 de la revista Archiletras. Al hojearla hay un titular que llama mi atención: «La lengua francesa pierde fuelle», leo. ¡Qué suerte he tenido!, exclamo para mis adentros. ¡Esta lectura vale doble!, me digo. El texto lo firma el actual presidente de la Asociación Europea de Profesores de Español, Rafael del Moral, también sociolingüista y lexicógrafo. Así que dejo de pasar páginas al instante y me sumerjo en la lectura que, a pesar del titular catastrofista, me ilusiona porque computa para mis dos áreas previstas de actualización.


Como anunciaba el titular, el contenido es demoledor. Queridas compañeras y compañeros, cortémonos la coleta y tiremos la toalla. Cambiemos de profesión. Olvidemos el francés. Olvidemos también la esperanza. No solo perdemos alumnos en Madrid gracias al desinterés manifiesto del gobierno de nuestra Comunidad por la enseñanza de las segundas lenguas extranjeras, sino que el mundo ¡pierde hablantes de francés!


Estoy segura de que todas hemos trabajado en nuestras clases la Francofonía, y hemos leído, escuchado, visto y revisto los datos de los últimos Informes de la Organización Internacional de la Francofonía (OIF) donde todo es maravilloso y el francés goza de la mejor salud posible. ¿Acaso no se estima que para 2050 la lengua con mayor número de hablantes sea el francés y el 85% de los francófonos esté en África1? Me encuentro esta tabla en la web de la Organización Internacional de la Francofonía2 y no entiendo nada: ¿el francés se hunde o despega?




Afortunadamente, Rafael del Moral no se mete en el fango de los números ni yo me meteré a desmontar tan fabulosa estadística que se convierte en otra cosa cuando se especifica si nos referimos a hablantes que tienen el francés como lengua materna, o si se trata países y regiones donde el francés es lengua oficial, cooficial, de enseñanza… En fin, los matices que realmente importan. El asunto es que estoy ante un señor que se dispone a desmontar mi creencia de que el Francés, fuera de Madrid, va como un tiro.


Y sí, mete el dedito en la llaga. Porque describe un hecho en el que, hasta ahora, una no había caído, lo reconozco. Rafael del Moral señala la gran debilidad del francés en comparación con el español en lo que a su afianzamiento como lengua colonizadora se refiere. El español, señala el autor, ha entrado en las casas, se ha convertido en lengua materna de los pueblos y sociedades que ha colonizado. El francés, sin embargo, se conserva, principalmente en África, como lengua de escolarización o de la administración pero no ha fraguado, según él, en los hogares de la ciudadanía y no se ha convertido en lengua materna: «Su estabilidad y demanda [la del Francés] se estabiliza, decrece o desaparece, sobre todo porque no se instaló en los domicilios de sus hablantes. Arraiga en la enseñanza, en las instituciones, en la cultura y en las publicaciones, pero no en la vida familiar, que es donde las lenguas aseguran su permanencia3


Argelia por fin ha dado el paso con el que venía amenazando desde hace tiempo al eliminar el francés como lengua de escolarización y reemplazarlo por el inglés. Añado a esta información que da el autor que Argelia, precisamente, es la única ex colonia de Francia que no formaba parte de la Organización Internacional de la Francofonía por causas que todos conocemos.


Esta primera lectura de mi verano me deja loca. Me siento engañada por el optimismo que desprende el aparato propagandístico de la OIF. Porque también está la crisis política actual en Costa de Marfil, Mali o Ruanda donde los gobiernos quieren guardar distancias o expulsar directamente a las instituciones, empresas y ejércitos franceses de sus territorios. Se expulsa a Francia a favor de otros socios. Se expulsa, además, en francés. No sé si la lengua francesa podrá salir intacta de esta coyuntura. Lo veo difícil, porque una lengua no es solo un conjunto de signos y reglas, ya sabemos todos que una lengua es también una cultura. Y en estos lugares a esta cultura, ahora, no se la quiere.


Prosigo meticulosamente con mi previsión de lecturas y me toca enfrentarme al número 74 de la revista Recherches et applications, número consagrado al bilingüismo escolar en África. Digo bien enfrentarme porque esta lectura es ardua. No hay ni un dibujo en las 160 páginas. Estoy a punto de ni siquiera abrirlo porque una no es una mártir, pero todavía quedan ascuas de las reflexiones que me suscitó la lectura del artículo de Archiletras y le echo un vistazo al índice a ver si algo pudiera completar el aciago paisaje que ha quedado en mi memoria. Bingo. En el artículo Le bilinguisme en contexte scolaire gabonais4 descubro que en la actualidad el 50% de la población de Gabón tiene el francés como lengua materna. Esto no era así tras la independencia de Francia en 1960 pero la presencia de las lenguas locales en los hogares ha disminuido dando paso a la instalación del francés. En las zonas urbanas, de hecho, les générations actuelles vivent dans un environnement où le français local « règne » encore sans partage par le biais de la télévision, de la radio, des journaux (…).


Esta información me resulta agridulce. Por un lado, me alegra constatar que en Gabón el francés parece gozar de buena salud, pero por otro me entristece que esta salud sea a costa del retroceso de las lenguas locales. ¿No pueden acaso convivir en armonía?


Dejo la lectura con mi inocencia hecha añicos. Me pongo a pensar en los estudiantes de 1ºESO que tendré el año que viene y que suelen llegar, ilusionados y curiosos, con ganas de aprender la lengua que ya conocen los padres de muchos de ellos originarios de Marruecos, la lengua que es también la de Griezmann o Mbapé, los que llegan con canciones de Angèle resonando en sus cabezas, con ganas de leer Astérix en francés o con la ilusión de quien ha visitado o sueña con visitar París algún día. Les hablaré de Suiza, de Quebec, de Senegal y de que las lenguas crean espacio en la cabeza para otras lenguas, otras amistades y otras emociones. Y espero, no puedo evitarlo, contribuir así a que los idiomas sean los puentes sobre los que se construyen las paces allí donde haga falta paz.


Mi lista de lecturas previstas es inabarcable. A quién he querido engañar. Llegados a este punto decido hacer una pelota de papel con ella y tumbarme a la bartola.



Olalla Hervás

Profesora de Francés en Secundaria (Madrid)

Instagram: @Olalla_hd

Twitter: @OlallaHD




 


Lectures d'été






L’été est une période pendant laquelle les enseignants, loin de l’agitation des cours, se consacrent à rattraper toutes ces lectures que nous n’avons pas pu aborder pendant l’année scolaire. Ainsi, en tant que bonne professeure de français, habituée à enseigner d’autres matières en plus de celle pour laquelle je suis qualifiée (vous savez, chères collègues et collègues, de quoi je parle), je dois diviser mon temps entre les lectures liées au monde du FLE et celles liées à la didactique de la langue et littérature espagnoles.


Nous laisserons de côté les autres matières auxquelles beaucoup d’entre nous ont eu affaire. Je parle des matières éteintes telles que Ética (l’éthique), l’actuelle Atención Educativa et même Geografía e Historia (Histoie-Géo), non pas parce qu’elles ne méritent pas notre attention, mais parce qu’il faut bien fixer une limite quelque part, étant donné que mes capacités sont ce qu’elles sont et que le temps est ce qu’il est.


Ainsi, l’une de mes premières lectures est le numéro 20 de la revue Archiletras. En la feuilletant, un titre attire mon attention : « La langue française perd de sa vigueur », je lis. Quelle chance j’ai eue !, m’exclame-je intérieurement. Cette lecture compte double !, me dis-je. Le texte est signé par le président actuel de l’Association européenne des professeurs d’espagnol, Rafael del Moral, également sociolinguiste et lexicographe. Je cesse immédiatement de tourner les pages et je me plonge dans la lecture qui, malgré le titre catastrophique, m’enthousiasme car elle concerne mes deux domaines de mise à jour prévus.


Comme l’annonçait le titre, le contenu est accablant. Chères collègues et collègues, coupons court et jetons l’éponge. Changeons de profession. Oublions le français. Oublions aussi l’espoir. Non seulement nous perdons des élèves à Madrid en raison du désintérêt manifeste du gouvernement de notre communauté autonome pour l’enseignement des langues étrangères, mais le monde perd aussi des locuteurs de français !


Je suis sûr que nous avons tous travaillé sur la Francophonie dans nos cours, et nous avons lu, écouté, vu et revu les données des derniers rapports de l’Organisation internationale de la Francophonie (OIF) où tout est merveilleux et le français jouit de la meilleure santé possible. N’est-il pas estimé qu’en 2050, la langue avec le plus grand nombre de locuteurs sera le français et que 85 % des francophones seront en Afrique1 ? Je trouve ce tableau sur le site web de l’Organisation internationale de la Francophonie2 et je n’y comprends rien : le français coule-t-il ou décolle-t-il ?








Heureusement, Rafael del Moral ne s’enfonce pas dans les chiffres et je ne m’aventurerai pas à démonter cette fabuleuse statistique qui devient autre chose lorsque l’on précise s’il s’agit de locuteurs ayant le français comme langue maternelle, ou s’il s’agit de pays et de régions où le français est langue officielle, coofficielle, d’enseignement… Bref, les nuances qui comptent vraiment. L’affaire, c’est que je suis face à un monsieur qui s’apprête à démonter ma croyance selon laquelle le français, en dehors de Madrid, se porte à merveille.


Et oui, il met le doigt sur la plaie. Car il décrit un fait auquel je n’avais pas encore pensé, je l’admets. Rafael del Moral souligne la grande faiblesse du français par rapport à l’espagnol en ce qui concerne son affirmation en tant que langue colonisatrice. L’espagnol, selon l’auteur, est entré dans les foyers, est devenu la langue maternelle des peuples et des sociétés qu’il a colonisés. Le français, en revanche, se maintient principalement en Afrique en tant que langue d’enseignement ou d’administration, mais il n’a pas pris racine, selon lui, dans les foyers des citoyens et n’est pas devenu une langue maternelle : « Sa stabilité et sa demande [celle du français] stagnent, diminuent ou disparaissent, surtout parce qu’il ne s’est pas installé dans les domiciles de ses locuteurs. Il s’enracine dans l’enseignement, les institutions, la culture et les publications, mais pas dans la vie familiale, là où les langues assurent leur pérennité3. »


L’Algérie a finalement franchi le pas qu’elle menaçait de faire depuis un certain temps en supprimant le français en tant que langue d’enseignement et en le remplaçant par l’anglais. J’ajoute à cette information donnée par l’auteur que l’Algérie est précisément la seule ancienne colonie française qui ne faisait pas partie de l’Organisation internationale de la Francophonie pour des raisons que nous connaissons tous.


Cette première lecture de mon été me rend folle. Je me sens trompée par l’optimisme qui se dégage de l’appareil de propagande de l’OIF. Parce qu’il y a aussi la crise politique actuelle en Côte d’Ivoire, au Mali ou au Rwanda où les gouvernements veulent garder leurs distances ou expulser directement les institutions, les entreprises et les armées françaises de leurs territoires. On expulse la France au profit d’autres partenaires. On l’expulse, en plus, en français. Je ne sais pas si la langue française pourra sortir intacte de cette conjoncture. Je le vois difficile, car une langue n’est pas seulement un ensemble de signes et de règles, nous savons tous qu’une langue est aussi une culture. Et dans ces endroits, on ne veut pas de cette culture, maintenant.


Je poursuis méticuleusement ma prévision de lectures et je dois me confronter au numéro 74 de la revue Recherches et applications, numéro consacré au bilinguisme scolaire en Afrique. Je dis bien me confronter car cette lecture est ardue. Il n’y a pas un seul dessin dans les 160 pages. Je suis sur le point de ne même pas l’ouvrir car je ne suis pas une martyre, mais il reste encore des braises des réflexions que m’a suscitées la lecture de l’article d’Archiletras et je jette un coup d’œil à la table des matières pour voir si quelque chose pourrait compléter le sombre paysage qui est resté dans ma mémoire. Bingo. Dans l’article Le bilinguisme en contexte scolaire gabonais4, je découvre qu’actuellement 50% de la population du Gabon a le français comme langue maternelle. Ce n’était pas le cas après l’indépendance de la France en 1960 mais la présence des langues locales dans les foyers a diminué laissant place à l’installation du français. Dans les zones urbaines, en fait, les générations actuelles vivent dans un environnement où le français local « règne » encore sans partage par le biais de la télévision, de la radio, des journaux (…).


Cette information me laisse un goût amer. D’un côté, je suis heureux de constater que le français semble se porter bien au Gabon, mais de l’autre, je suis triste que ce soit au détriment du recul des langues locales. Ne peuvent-elles pas coexister en harmonie ?


Je termine la lecture avec mon innocence brisée. Je pense aux élèves de 1ère année du secondaire que j’aurai l’année prochaine et qui arrivent généralement, enthousiastes et curieux, avec l’envie d’apprendre la langue que connaissent déjà les parents de beaucoup d’entre eux originaires du Maroc, la langue qui est aussi celle de Griezmann ou Mbappé, ceux qui arrivent avec des chansons d’Angèle résonnant dans leurs têtes, avec l’envie de lire Astérix en français ou avec l’illusion de celui qui a visité ou rêve de visiter Paris un jour. Je leur parlerai de la Suisse, du Québec, du Sénégal et du fait que les langues créent de l’espace dans la tête pour d’autres langues, d’autres amitiés et d’autres émotions. Et j’espère, je ne peux pas m’en empêcher, contribuer ainsi à ce que les langues soient les ponts sur lesquels se construisent les paix là où la paix est nécessaire.


Ma liste de lectures prévues est incommensurable. À qui ai-je voulu mentir. Arrivé à ce point, je décide d’en faire une boule de papier et de me prélasser.


Olalla Hervás

Professeure de français dans l'Education Nationale espagnole (Madrid)

Instagram: @Olalla_hd

Twitter: @OlallaHD



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1 - France Alumni, Campus France, https://www.francealumni.fr/fr/statique/le-francais-langue-universelle-en-2050-1294 [Última consulta: 07-08-2023]

3 - del Moral, Rafael. (2023). «La lengua francesa pierde fuelle». En Archiletras (junio 2023).

4 - Pambou, Jean-Aimé & Mbindi Aninga, Ludwine. (2023). «Le bilinguisme en contexte scolaire gabonais. Entre projets sans lendemain et traitements ambivalents des particularités lexicales». En Recherches et applications. (juillet 2023). FIPF. Clé international.

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